lunes, noviembre 28, 2011

# bibliópolis # ensayo

"Bibliópolis" de Horacio Ortiz, el futuro del libro


El futuro del libro se ve amenazado. Los libros a veces resultan peligrosos. esto se muestra en "Bibliópolis" la ciudad futura de los libros.

Por milenios, el libro ha sido herramienta de conocimiento y goce de lectura, pero también causa de prohibiciones por lo que guardan los textos en sus páginas.

Bibliópolis, de Horacio Ortiz, es un libro editado por el Conaculta en su colección juvenil y habla precisamente sobre la peligrosidad de dicho objeto.

El libro como amenaza, el ejemplo de Fahrenheit 451 

Un libro puede ser un arma de dos filos, a veces una amenaza para quienes no quieren que el saber se disperse. Petrarca dice que “los libros, en cambio, nos deleitan hasta lo más hondo, nos aconsejan, conversan con nosotros y nos tratan con intimidad brillante e intensa”.

Juan Villoro, en la contraportada, pregunta: ¿Qué tan peligroso puede ser un libro? Al leer Bibliópolis se pueden observar semejanzas con el clásico de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, donde los libros ya no tienen cabida en la vida humana y los bomberos se dedican a quemar cualquier rastro de ellos.

El futuro del libro, ciudad futurista, la vida sin libros

Bibliópolis traslada también a una ciudad futurista donde ya no hay libros, donde “hemos perdido ya el paraíso”, es una ciudad donde “la guerra es la paz, la libertad es esclavitud y la ignorancia es la fuerza”, donde existen los Boundaries, robots que impiden que salga a la luz cualquier reminiscencia sobre un libro.

Ahí también existe el Sistema Estatal del Pensamiento (SEP) que se encarga de borrar de la mente de sus habitantes toda huella bibliográfica; esta ciudad ficticia es Bab-Elú.

¿Cuál es la intención de Horacio Ortiz al presentar una posibilidad de un futuro donde todo se vuelve máquinas y el pensamiento y la voluntad del hombre se ven amenazados por sus propios inventos?

Una invitación a ese lector joven que ahora se encuentra inmerso en un mundo tecnológico, donde sólo interesa aumentar la capacidad de almacenamiento y velocidad en las computadoras y tener aparatos pequeñísimos para estar conectados con el mundo y disminuir la capacidad de pensar.

Papel del libro, la última biblioteca

Horacio Ortiz deleita, despierta curiosidad, conocimiento y da pauta para seguir leyendo. Con un lenguaje accesible para todo tipo de público y con una historia que sumerge al lector en ella, hace partícipe al lector.

Lo hace protagonista, defensor de la letra escrita, al igual que la Sociedad Teosófica que se encargará de develar un secreto que envuelve la ciudad y que tiene que ver con la última biblioteca desaparecida de la mente de un bibliotecario.

Pero esta sociedad y su historia la cuenta otro personaje, Sergei Voinich, a un grupo de personas que tendrán que develar la historia que se inscribe en unos pliegos extraños y deberán escudriñar y encontrar el sentido de esos textos descubiertos por él.

En la búsqueda de Bibliópolis

De esta manera Voinich lee a sus interlocutores, personajes paralelos a la historia que cuenta, pues en ella aparece la historia de Matías Ruesch, que es el bibliotecario y a su vez se convierte en el propio Voinich.

Los demás personajes de la historia, es decir, la Sociedad Teosófica, son Gris, D, Niña, el Enano y el narrador, que a su vez tienen a sus dobles en la realidad. Todo un juego de paralelismos que desde principio a fin llevan al lector a jugar en él también.

En la búsqueda de Bibliópolis, esa biblioteca borrada de la mente de un hombre, los personajes tienen que pasar por varios obstáculos, como esconderse de los Boundaries, del SEP y elaborar un mapa que los conduzca a la respuesta.

Un mundo sin libros

En Bibliópolis se lee una ciudad donde sólo existe una librería, pero en ella no hay libros sino piezas de acrílico y madera que sirven como accesorios de publicidad y antigüedades como una máquina de escribir eléctrica, una prensa oxidada e inservible o piezas de papel con imágenes que refieren lugares remotos.

Es una ciudad donde existen foros en los que el objetivo es humillar a las personas y “mientras mayor sea la degradación, mayor será el nivel de la audiencia”. Hay centros recreativos donde el cómic electrónico reúne a miles de personas a diario, donde “el arte ha perdido territorio y ya sólo se puede apreciar en lugares contados”.

Hay inmensos rascacielos donde los rayos del sol casi no tocan el suelo, donde imperan las zonas industriales y “sus habitantes deambulan bajo el estigma de la insensibilidad y la falta de armonía”, donde para vivir es necesario morir, la mente ha sido borrada de las personas, el placer ha muerto, no hay ciencia, no hay libros.

En lucha contra la extinción del libro y la literatura

Esta ciudad ficticia es en la que se puede entrar y conocer la manera de vivir de sus habitantes sumidos en una indiferencia total, donde algunos, pocos, se interesan por rescatar algo del pasado, se resisten al sometimiento de la tecnología y deben persistir escondidos en el subsuelo para intentar rescatar un pasado perdido.

Entrar a esta ciudad es ocupar el lugar de los protagonistas y convertirse en buscadores de Bibliópolis, la ciudad de los libros perdida. Es luchar contra todas aquellas formas que atenten contra la extinción del libro y sobre todo de la literatura.

El lector joven de hoy

Para tal encomienda sólo queda la defensa del lector joven para entrar en el juego que a su vez es paralelo al de su presente, porque al leer Bibliópolis ya está formando parte de esa Sociedad Teosófica, mientras existan lectores existirán libros y para que existan libros deberán existir los lectores.

Y si se trata de responder la pregunta de qué tan peligroso puede ser un libro, se tendría que el peligro radica en la indiferencia que tuviera el lector a todo lo que se narra y que el mundo se convierta en Bab-Elú.

El libro representa siempre un riesgo, cambiar prejuicios, descubrir otras posibilidades, que no a todos conviene. Pero, lo importante es correr el riesgo, lo que pase después, ya será tema de discusión aparte.

1 comentario:

Synesthesia dijo...

Pues a mi no me gusto, no me introdujo a la historia, no me resulto conmovedor ni cautivador, de hecho no me hizo ningún cambio, mis ojos pasaban por la pagina como si nada y ya.
Besos

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