Al ver una
película o cualquier obra de arte es un tanto difícil deshacerse de ciertas
ideas preconcebidas y mantener un tono objetivo al emitir una crítica u opinión
de ella. En el caso de Una Giornata
Particolare del italiano Ettore Escola se vuelve un poco más difícil, pues
se trata de una narración, aunque ficticia, histórica y con elementos tomados
de una etapa en la que Italia se vio inmersa: el fascismo. Es difícil no verla
desde un punto de vista actual, e imposible no hacer comparaciones entre la
vida de esa década y aspectos que aún permean en nuestra sociedad contemporánea
y que sin embargo no están subyugados al fascismo. Me refiero a la situación de
desventaja y represión de ciertos grupos o personas, como la de la mujer o la de
los homosexuales.
Si bien, la
película de Scola retrata una historia general, ésta es contada desde lo
particular de la vida de dos personajes solitarios, que representan estos dos
grupos en la sociedad que se han visto marginados y rechazados en muchas etapas
de la historia universal.
La historia se
sitúa en la Italia fascista de la década de los 30s y comienza contextualizando
al espectador con imágenes de la llegada de Adolf Hitler a Italia en blanco y
negro que fueron tomadas en su momento, así como una voz en off de radio que
narra lo que acontece. Habrá que advertir o preguntarnos ante esto ¿por qué no
prescindir de dichas imágenes y entrar de lleno a la vida de los personajes? La
razón podría ser que el espectador observe cómo fue realmente esta fecha, situarlo
en las calles de Roma inundadas de gente, soldados y diplomáticos. Estas
imágenes refuerzan toda la trama y lo que posteriormente se verá en la vida de
los personajes.
Tal vez si se
prescindiera de ellas no tendría la fuerza que logra, pues la intención
claramente es mostrar el movimiento de masas que el fascismo había logrado, y
con ello una ideología nacionalista radical en la población. Después de casi
siete minutos de contexto se cambia la pantalla a color con un plano detalle de
la bandera nazi que se ondea en un complejo habitacional típico de la ciudad.
El día comienza
como un día general y se va convirtiendo a un día particular desde el momento
en que la cámara atraviesa como un testigo mudo los muros y ventanas de un
departamento y recorre todos sus rincones presentándonos a la familia que lo
habita, en especial a Antonietta. La película, desde este momento nos muestra
cómo lo que ocurre en una escala nacional afecta de manera particular a este y
otro personaje que saldrá más adelante y que se quedan solos mientras los demás
acuden al desfile de bienvenida de Hitler.
La vida pública y
la privada se funden en una sola y esto se logra por la inserción de la voz de
un locutor de radio que durante toda la película aparece en ciertas escenas
para decirnos esto es lo que pasa aquí
adentro, pero allá afuera la nación festeja la llegada del Fürer. La radio
sonando en estas escenas funciona como un hilo conductor de la historia, y hace
que como espectadores no se nos olvide que lo que ocurre a los personajes está
dictado y condicionado principalmente por la situación social y política que se
vive fuera de esas paredes. La cámara hace lo suyo y nos adentra a la vida
privada de una familia típica que vive bajo el influjo y ordenanza del fascismo
que impera en el país.
Lo importante de
la película no es sólo el retrato de una situación histórico social, sino el
cambio de perspectiva que sufre Antonietta a lo largo de ese día concreto, una
especie de sacudida mental que se da gracias al encuentro azaroso con Gabriele.
Todo mundo acude al desfile nacionalista, pero mientras las demás personas se
van Antonietta se queda porque debe cumplir con el rol que le toca jugar: ama
de casa, esposa y madre que sólo debe dedicarse a atender las necesidades de la
familia.
Antonietta es una
mujer cansada de jugar ese papel, cada plano nos ayuda a adentrarnos más a su
sentir, desde un general donde vemos su desgano, hasta un close up donde se puede apreciar
un rostro cansado pero lleno de resignación.
Luego vendrá un
cambio de giro que se da por la situación más azarosa, el ave de Antonietta se
escapa y va a parar precisamente a la ventana de Gabriele, otro personaje muy
singular pero con una vida que tiene mucho en común con la de Antonietta. Es
como si el azar les hubiera jugado una broma, pues Grabriele, un homosexual
reprimido, repudiado y expulsado de su trabajo por su orientación sexual, está
a punto de suicidarse, pero la llegada de Antonietta le impide hacerlo.
La soledad de
ambos personajes juega un papel muy importante porque es lo que los lleva a
identificarse. Gabriele sabe que no es el único reprimido y rechazado por el
sistema, así que la figura de Antonietta le da un giro a su vida y le dota de
un poco de esperanza. A partir del encuentro, todo será lo que les ocurre a
ambos, así conoceremos un poco más su sicología. Antonietta está de acuerdo con
el fascismo, pero no lo ha reflexionado, en ella existe toda clase de
estereotipos: “la cocina no es un lugar para los hombres”, dice. Por su parte, Gabriele le hace ver que esa
ideología la reprime como mujer.
Al conocer a
Gabriele, Antonietta se va dando cuenta de su situación y al enterarse que él
es homosexual y que fue despedido por ello, ocurre una empatía. Simplemente se
trata de dos personas que se sienten solas y quieren ser escuchadas y ser
tomadas en cuenta por lo que son y no por lo que dicta el sistema que deben
ser.
Elementos a destacar en la película
En términos
formales se realiza una contextualización en la primera escena. Luego se
muestra la típica familia en la que la mujer cumple con el papel
tradicionalista de esposa, madre y ama de casa.
La historia se
sitúa en un complejo habitacional, ¿qué significan estas imágenes? Podríamos
decir que es el común denominador del país, lo que ocurre en ese complejo es lo
que ocurre fuera de él, y así como se muestra la vida de estos dos personajes,
bien pudo ser la vida de cualquiera.
De fondo se puede
apreciar la crónica de lo que acontece en el desfile y se escuchan también los
himnos militares, lo cual funciona bien para fundir la vida pública y la
privada. Cosas ocurren simultáneamente, la vida de ambos y todo el mundo
afuera. La cámara se mueve por los espacios para llevarnos más a fondo a todos
los aspectos de las vidas de los personajes.
La figura de la
mujer que se destaca o retrata es la de represión y cansancio; con el empleo de
close up se refuerza esta figura.
También se puede apreciar una sociedad que sigue convencionalismos y
estereotipos, hay gente entrometida en la vida de los demás y el aspecto de quedar
bien con el otro porque en el fondo se necesita su aprobación, en este caso la
portera representa a la sociedad que juzga y la doble moral del sistema que
rige.
También podemos
decir que se hace una crítica a las convenciones sociales que condenan todo lo
que es diferente. La mujer y el homosexual están en similar situación, trabajo,
condición y estereotipo. Cada elemento de utilería en los departamentos también
ayudan a consolidar la historia, los objetos también hablan y dicen eso que no
se dice, por ejemplo un cuadro cristiano, diplomas, fascismo, álbum de fotos,
en general, todos los elementos aportan narrativa a la película.
A pesar de ser un
día donde se cae en ciertos clichés, también es un día particular en el que
puede cambiar la visión de mundo que se tiene, el encuentro de los dos
personajes da un giro a la vida de ambos, es como un detonante para que la
mujer tome conciencia de sí misma como mujer y para que el hombre acepte seguir
viviendo a pesar de la injusticia.
Sandra de Santiago Félix
22 de febrero de 2014
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