¿Qué se siente, que te paguen por
estar ahí sentado y contratar a otros para que maten siempre respaldados por la
ley. Qué se siente dirigir la casa legalizada del hombre?
Deke
Thornton. La pandilla Salvaje (1969)
A lo largo de la
historia hemos visto cómo cada cultura o civilización ha necesitado crearse historias
épicas y un origen para explicar su situación en el mundo. Así, han surgido
increíbles historias sobre héroes, dioses y aventuras que crean un universo
cultural del cual asirse. El caso del cine western
funge de un modo similar a estas historias, para el caso de Estados Unidos. En
éste hay elementos que funcionan para crear cierta identidad nacional, como los
personajes, los bandos, los paisajes y la época histórica, pero sobre todo las
dualidades que según Wright refuerzan el orden social.[1]
El western se creó con el inicio del cine, ya desde el corto filme del
Robo y asalto a un tren (1903) de
Edwin S. Porter. Ahí se pudo vislumbrar que el viejo oeste, los caballos, los
bandidos, lo salvaje y la aventura serían algo propicio para continuar con un suceso
fílmico de éxito. Posteriormente cobró auge para las primeras décadas del siglo
XX y, como muchas otras cosas, decayó ya para comenzar la segunda mitad.
Las razones son
múltiples, la cultura estadounidense estaba en constante cambio, nuevas formas
y corrientes audiovisuales surgían y ya entrada la década de los 50s comenzó a
vislumbrarse un giro que llevaría a la búsqueda de nuevas estructuras y temas,
así como a la desaparición de aspectos y elementos que venían rigiendo la
producción cinematográfica hasta entonces. Tal es el caso del declive del
Código Hays que a partir de 1952 fue declinando en importancia. Sus estatutos
fueron menormente tomados en cuenta hasta desaparecer por completo en 1968.
Como respuesta a estos
cambios, el realizador Sam Peckinpah creó varias películas de western, pero ahora serían diferentes a
las anteriores. Peckinpah representa a la figura que desmitifica la figura del
héroe western tenida hasta el momento
y pertenece a la corriente del western
crepuscular, que no es sólo un género cinematográfico o corriente artística. En
éste existen elementos de contexto histórico, donde se refleja un sinfín de
cambios que acontecieron en el mundo del cine norteamericano. Fueron varios directores que se dieron cuenta
de que algo debía cambiar y estaba cambiando, y con cierta nostalgia por años
buenos anteriores quisieron dar como una especie de despedida al western que durante décadas había
permanecido en la cima y gozado de mucho
éxito.
En
el género de western, los cambios
iniciados en la década anterior continuaron acentuándose. Ante todo, y como
tónica ya al parecer inevitable, la violencia extrema se impuso. […] Peckinpah
parecía anticipar o intuir el abandono casi total del western por parte del cine norteamericano, y comentaba indirectamente
esa posibilidad.[2]
La película más
representativa de Peckinpah es The Wild Bunch
(1969), considerada como la obra cúspide del género y del autor. El argumento
es sencillo, se trata de una banda de forajidos que planifica su último atraco
para despedirse de la vida que habían llevado, sin embargo, las cosas no
resultan como las planearon y toda la aventura se convierte en fracaso. El
ambiente en el que se desarrolla es el año de 1913 entre la frontera de Estados
y Unidos y México. En esta película “el salvaje” ya no aparece estereotipado
como en otras películas clásicas, por lo que el asunto de civilización/salvajismo encajaría precisamente con la propia
pandilla, que acertadamente se titula “Salvaje”. Un grupo más salvaje y
violento que los “salvajes” retratados en el western clásico.
Los miembros de la
banda ya no son lo jóvenes héroes que eran antes, incluso hay elementos que nos
sugieren la decadencia tanto de la condición física como de la imposibilidad de
resultar triunfantes ante un atraco. De hecho, la película comienza con un
asalto infructuoso, lo que nos dice desde el inicio que la banda está en franca
decadencia. Pero la historia no termina ahí, el líder, Pike Bishop, todavía
tiene algo de empuje y convoca a realizar su último asalto para luego
retirarse. Lo que destaca en los integrantes del grupo es el honor de la
amistad y se animan a lanzarse a la nueva empresa.
Los viejos escenarios
cambian un poco, pues ahora se adentran a territorio mexicano donde se combate
la Revolución Mexicana y el país tiene sus batallas internas. La pandilla
salvaje es hasta cierto punto un solo personaje que ya no encaja ni en su
ambiente ni más allá de la frontera. Sólo queda la nostalgia de los años
maravillosos y la dicha de poder sentirse como hermanos.
La violencia juega un
papel muy importante en la narrativa de The
Wild Bunch, sin ella, tal vez la película hubiera sido una más del montón,
pero es precisamente el énfasis de la demasiada violencia que le da el giro y
que aparece desde los primeros planos hasta finalizar con una secuencia larga
de sangre y tiroteos, pereciendo finalmente todos los integrantes de la
pandilla.
En realidad, llegado al
punto de no retorno, Pike decide enfrentarse a su propia muerte a sabiendas de
que no cuenta con ningún asomo de esperanza para salir triunfante o al menos salir
vivo. El honor de la amistad/hermandad persiste hasta el último momento por
parte de todos los bandidos y junto a Pike se lanzan a la carnicería. La
siguiente reflexión sobre la violencia como reflejo de la propia sociedad
norteamericana es muy puntual: “esta
violencia de los primeros tiempos sigue existiendo en la América actual y el
film de Peckinpah nos pone en guardia contra ella…¿No amenaza a América el
mismo destino?”.[3]
The
Wild Bunch es la metáfora del crepúsculo, entendido como la
etapa declinante que antecede a algo que termina, que ocurre incluso con el
cine norteamericano. Si intentamos entenderlo como una metáfora de la luz
solar, de la última claridad, encontraremos que efectivamente los personajes se
mueven en el crepúsculo del atardecer, pero de una vida que pronto se apaga, de
un género que se apagó pero que hasta la fecha ofrece algunas chispas de luz
que podrían hacerlo brillar nuevamente, como un crepúsculo del amanecer.
Sandra de Santiago Félix
6 de marzo de 2014
Bibliografía
Astre,
Georges-Albert. El universo del western.
Fundamento. Madrid. 1997.
Félix González,
José. El héroe del western crepuscular.
Dinosaurios de Sam Peckinpah. Fundamentos. España. 2007.
Patán, Federico. El cine norteamericano. Instituto Mora.
México. 1994
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